viernes, 3 de diciembre de 2010

Siguen los robos, por robar, hasta los focos del castillo

Ahora mismo desde mi ventana no veo ni una nube ¡qué distinta a la tarde de ayer! Jornada de viernes. En unos minutos iré a por la pequeña, luego a la escuela de ping pong y después a casa ¡a ponerme el pijama! Es la mejor tarde de la semana.
El día ha sido tranquilo porque en los informativos de viernes hay mucho de agenda. Con todo el día nos ha traído esa reunión en Xàtiva de una iniciativa europea y también el programa que hemos hecho sobre la naranja. Lo he escuchado con atención. He aprendido cosas nuevas y me han dejado con la sensación de incertidumbre sobre el futuro de su cultivo y del campo en general. Antes de entrar en directo he conversado un minuto con el presidente de la comunidad de regantes y cuando le he preguntado sobre si había mejorado la situación de los robos de cobre y de cosechas me ha dicho que no. Me ha contado que cada día se llenan furgonetas de naranjas robadas, ¡que se roba hasta lo que el agricultor esconde! Está muy preocupado. Lo de los robos deja imágenes que impactan: se han robado hasta los focos que iluminan la costa del castell. Levante publica hoy la foto.
Con problemas técnicos al principio al final se ha podido emitir el programa de deportes. Peris y Mallol serán casi baja segura por sanción. A ellos se une el sancionado Rifaterra. He mirado la estadística: el Eldense ha puntuado casi siempre en la Murta. Seligrat tiene claro que ese tipo de estadísticas sirven para darle una motivación extra a los jugadores. La noticia deportiva comarcal ha sido la dimisión de José Manuel Gómez como entrenador del Enguera. El club ya busca sustituto.
Si se va de puente ¡qué los disfrute! No haré puente pero casi. El lunes es fiesta y aunque el martes trabajemos será de nuevo víspera de fiesta. El belén avanza, hay escaparates con lucecitas, escucho cuñas de juguetes, tengo casi una colección de catálogos, la acera de la Alameda gana metros, tengo un jamón en mi cocina (me lo he comprado)...la corriente me arrastra hasta la Navidad y no opongo demasiada resistencia.

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