Hoy toca seguir el partido de España. Las televisiones tienen en marcha especiales, el Carrusel ha empezado a las dos del mediodía. En tenis nos ha ido de pena ante Francia; lo de Alonso no tiene nombre, en ciclismo un segundo puesto en la etapa. El fútbol tiene que alegrarnos el día, el año, nos tiene que dar aquello de lo que hablaremos a nuestros nietos: yo ví el primer título de campeón del Mundo de España.
Mi hija me ha hecho bajarla a Xàtiva (estoy en Genovés) para ver con sus amigas y amigos la final en la Albereda. Todos los partidos del Mundial los ha visto fuera de casa. El fútbol, más social que nunca. Luego me hablaba de jugadas, de árbitros, de jugadores aunque en muchos casos su interés creo que es más hormonal que deportivo.
De camino de Genovés a Xàtiva he visto a un niño con su padre entrando a un chalet con un montón de banderas en las manos (sin la bandera no se podrá ver el partido?), luego una bandera colgada en la antena de un chalet (¡con lo que habrá costado ponerla!) y luego, ya en Xàtiva banderas en ventanas, balcones, con toro, con escudo y sin escudo. El grupo de amigas de mi hija fue a comprarse ayer barra de maquillaje bicolor y ayer insistió en que quería que le comprara una bandera de España.
¡Cuánta bandera!
¿es una manifestación deportiva? ¿es política? ¿es la forma de manifestar una ilusión? ¿es algo más? ¿es marketing? ¿es un bálsamo ante la situación en la que estamos?.
Espero que me ayuden.
Quedan dos horas para empezar el partido. Me gusta el fútbol, me gusta la forma de jugar de España, me voy a sentar con los míos a ver el partido y espero acostarme hoy más contento y con unos recuerdos que todos guardaremos muchos años.
PD La pena de una jornada histórica es que, por culpa de una negligencia, el dolor de una familia por su ser querido se haya visto multiplicada. Me refiero a la cooperante de Navarrés fallecida en Perú.
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